El 17 de Agosto se recuerda al General San Martín y su obra libertadora, que consolida los procesos de emancipación iniciados en el sur del continente. Su labor se enmarca en un proyecto americano de liberación de la “Patria Grande”, entendiendo la necesidad de actuar como bloque y no aisladamente frente al dominio español. Sueño compartido por otros, como O´Higgins y Bolívar. Idea tras la que se movilizó al Ejército de los Andes en las guerras de Independencia. En el frente interno también se viviría un extenso tiempo de guerras, encarnando las distintas posturas e intereses frente a la Revolución de Mayo, ocurrida en Buenos Aires en mayo de 1810.
Esta nueva conmemoración de la fecha abre una vez más la posibilidad de pensar en los sentidos que asume este proyecto sanmartiniano hoy, desde nuestra actualidad argentina y latinoamericana.
¿Cómo abordar la tarea en la sala?
En este caso se elegirá como eje de trabajo el de los personajes y los grupos sociales. Nos referimos en este caso al Ejército de Los Andes, ya que el 17 de agosto se recuerda al General San Martín y su obra emancipadora, en la que el Ejército de Los Andes ocupa un lugar central.
“Es necesario buscar estrategias para acercar a los niños a este aspecto, que incluye a los sujetos que construyeron nuestra historia, de manera que les resulte comprensible, sin que se convierta, por ejemplo, en una larga lista de hechos sobresalientes protagonizados por los próceres”(Diseño Curricular para la Educación Inicial, Provincia de Buenos Aires,2008. Capítulo “El ambiente natural y social”.)
CONTENIDOS
Primeras aproximaciones a algunos hechos de nuestra historia nacional y algunos aspectos de la vida de los personajes involucrados: el cruce de los Andes y el General San Martín.
Observación sistemática de imágenes.
Leer, escuchar leer y comentar textos informativos.
Comunicación del resultado de sus indagaciones
SECUENCIA DE ACTIVIDADES
Ubicar a los chicos en el “escenario” histórico.
En primer lugar, podrá recordarse la influencia de San Martín en la declaración de la Independencia en 1816, imprescindible para su plan. “San Martín tenía claro que era indispensable la declaración formal y pública de la independencia: era inconcebible cruzar la cordillera para combatir por la independencia de Chile si aún no se había declarado la independencia de las Provincias Unidas”(Zelmanovich, P., González, D., Gojman, S., Finocchio, S. Efemérides: entre el mito y la historia, Paidós,
Buenos Aires, 1994).
Además, los primeros pasos que los patriotas habían dado en el camino de la independencia
corrían peligro si los españoles se reagrupaban y rearmaban. Esta preocupación guiaba a San Martín en su plan de extender la emancipación en tierras americanas.
Guiar la búsqueda de información a través de preguntas.
¿Por qué San Martín necesitó organizar el ejército? ¿Quiénes formaron parte de este ejército?,
¿cómo fueron convocados? ¿Cómo fue la preparación del cruce de los Andes? ¿Cómo se planearon las tareas en el campamento del Plumerillo? ¿Cómo se realizó el cruce?
Leer el cuento “Sueños en la carreta”, del libro Efemérides: entre el mito y la historia (Zelmanovich, 1994)
Profundizar la investigación con lectura de imágenes.
Se seleccionarán escenas en las que sea posible ver que no todos los soldados tenían el mismo uniforme, que había “gauchos” y negros; se podrá mostrar la presencia de baqueanos, arrieros, etc.
Por ejemplo:
En el siguiente óleo de Pedro Maggi puede observarse al frente la presencia de un baqueano, conocedor del camino y los pasos, y hacia el fondo de la imagen, las mulas de carga, de gran importancia para el traslado de víveres y elementos de todo tipo.
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Pedro Maggi .Cruce de los Andes. Pinacoteca del Instituto Nacional Sanmartiniano
Miliciano del Ejército Libertador, en el
momento del cruce de los Andes, con su mula
atalajada a la usanza de las Provincias de
Cuyo.
Se trabajará en pequeños grupos y se orientará través de preguntas los aspectos a focalizar ofreciendo a los niños oportunidad de buscar información.
Búsqueda de información en textos informativos (se puede hacer una visita a la biblioteca popular)
Si reparamos en la necesidad de reclutar hombres que no eran soldados, puede pensarse entonces en la urgencia de formarlos como miembros del Ejército. Debieron recibir instrucción acerca del uso de las armas, y adiestramiento como militares. La preparación se realizó en el campamento del Plumerillo ¿Qué tareas se realizaban allí? ¿Cómo era la vida cotidiana en esos días en el campamento? No todos se ocupaban de lo mismo; había que fabricar armas y pólvora, instruir a los soldados, conseguir alimentos, vestimenta adecuada para la montaña, animales, monturas, y todo lo necesario para el cruce,etc.
Podrá plantearse a los chicos cómo hacer para saber más acerca de este tema.
Se recurrirá a material de la web , libros y revistas.
La lectura de estos textos enriquecerá la información disponible, así como también generará nuevas preguntas, por ejemplo, ¿cómo habrán hecho para transportar todos esos elementos por la montaña en pasos tan estrechos?
Pasar en limpio la información obtenida.
A través de un listado o cuadro en una hoja grande , tipo mural. Podrá confeccionarse con texto escrito y dibujos realizados por los chicos a modo de registro. La presencia de la imagen les permitirá seguramente leer el cuadro sin ayuda de adultos.
Este listado quedará “abierto” y se irá completando a lo largo de toda la secuencia, a medida que se vaya incorporando nueva información. Asimismo, se promoverá la reflexión sobre la utilidad y el sentido de esta lista, y cómo se ha procedido para su confección.
Lectura de objetos
El trabajo con objetos permitirá aproximarse a algunos aspectos de la vida cotidiana en el campamento y en el cruce de la Cordillera. Las consignas de observación harán foco en pensar quiénes usarían el objeto, para qué, de qué material está hecho. Dado el período histórico de referencia, los objetos serán presentados a través de imágenes u observados en visitas a museos históricos.
Cañón
¿Cómo lo transportarían por los angostos desfiladeros de la Cordillera?
Al tratarse de un objeto de gran tamaño, fue necesario diseñar un sistema para desarmarlo en piezas y acarrearlo.
Catre de campaña de San Martín
La vida en el campamento y el duro cruce de la Cordillera, que requirió casi un mes, supusieron prever también elementos para el necesario descanso. El catre puede “contarnos” algo acerca de las condiciones de vida en los Andes.
Falucho de San Martín
¿De qué material parece estar hecho? ¿Por qué?
Este famoso sombrero (llamado falucho) era de un material charolado, lo cual lo hacía impermeable.
Par de Chifles que pertenecían al General San Martín.
Son de cuero vacuno, color blanco y tienen extremidades guarnecidas de plata; fueron usadas en la campaña de Chile y Perú (Museo Histórico
Nacional).
¿Qué usos tendrían? Los chifles de los soldados, fabricados con cuernos vacunos, se usaron también como cantimploras.
Revisión del listado
A esta altura del itinerario, revisar y completar el listado de elementos ya iniciado.
Para ello los niños podrán elaborar algunos de los objetos y decidir luego cómo organizar su exhibición.
Preverán la inclusión de fichas técnicas o informativas sobre los objetos cuya escritura constituirá una instancia de sistematización de lo indagado.
Parte de la muestra serán también otros productos elaborados por los chicos, como los listados, y también los materiales consultados, especialmente las imágenes.
Podrán agregarse fotos de las actividades, que los muestren trabajando grupalmente con los materiales, dibujando el listado, elaborando los objetos que forman parte de la muestra, etc. Y algunos carteles en los que se recupere la voz de los chicos señalando qué creen que aprendieron, qué les llamó la atención o les sorprendió.
La vestimenta de los soldados servía como abrigo y también cumplía otra función muy importante: identificar a qué regimiento pertenecía cada quien. Los colores indicaban el regimiento, las insignias expresaban su grado y los escudos mencionaban las batallas importantes en las que habían participado. Los cazadores usaban uniforme verde; los granaderos, azul; los pardos y morenos vestían chaqueta roja y pantalón blanco. Otras personas que participaron en el cruce de la cordillera no usaban uniforme sino su propia vestimenta, como los baquianos o los sacerdotes.
Imagen archivo DGCyE.
En esta reconstrucción de las vestimentas de diferentes protagonistas del Cruce de los Andes realizada en el Campo Histórico El Plumerillo se puede ver, de izquierda a derecha, los uniformes de los cazadores, los granaderos y de los pardos y morenos. Finalmente, la vestimenta de los baqueanos, quienes por su conocimiento del terreno guiaron al ejército en los pasos por los que atravesaron la cordillera.
El vestuario y equipamiento básico de los soldados incluía:
para la parte superior: dos camisas, dos chalecos, dos corbatines, casaca de paño, chaqueta, capote, una gorra de cuartel (de paño), una gorra de parada (con visera y escudo);
para la parte inferior: dos pantalones, dos pares de medias, dos pares de zapatos y un par de botas fuertes para la caballería;
además: una mochila de lona, una manta, un cacharro y una pava.
Los soldados debían llevar todas sus pertenencias consigo, incluso durante las batallas, porque no tenían donde dejarlas.
Se podrá guiar la investigación de los estudiantes sobre la vestimenta a partir de la observación de imágenes y preguntas:
¿Cómo es la vestimenta de los soldados? ¿Qué elementos tienen? ¿Por qué usan mochila? ¿Qué llevan adentro? ¿Por qué llevan una manta y un cacharro atados a la mochila?
¿De qué colores son los uniformes de los soldados? ¿Por qué son de colores diferentes?
Batalla de San Lorenzo, Pedro Blanqué, 1912 (fragmento). Museo Histórico Provincial, Dr. Julio Marc, Rosario. Imagen tomada del Museo Virtual de Arte Santafecino.
El Ejército de los Andes saliendo del campamento El Plumerillo, José Bouchet, 1901 (fragmento). Museo Histórico Nacional, Ciudad de Buenos Aires. Imagen tomada de Wikimedia Commons.
La Revista de Rancagua, Juan Manuel Blanes, 1872 (fragmento). Museo Histórico Nacional, Ciudad de Buenos Aires. Imagen tomada de Wikimedia Commons.
Los integrantes del ejército no solo se preparaban para el cruce y entrenaban para las batallas que tendrían que pelear, también tenían momentos de diversión y esparcimiento. Lo que más hacían era jugar a las cartas y a la taba, pero también organizaban carreras de caballo.
Los bailes eran un entretenimiento primordial en las ciudades y los pueblos, también en el ejército. Cada tanto, los jefes organizaban bailes cuarteleros en los que participaban los miembros del ejército y la población cercana al lugar de acampe. Otras veces sucedía al revés: los integrantes del ejército asistían a los bailes que se celebraban fuera del cuartel. Los oficiales frecuentaban las tertulias organizadas por la “gente decente” del lugar –donde conversaban, escuchaban música y bailaban– mientras que los soldados asistían a los bailes populares que eran muy concurridos y animados. Llevaban los tambores y trompetas del cuartel y los tocaban. Generalmente, los negros sabían tocar instrumentos porque era una costumbre de las familias de la élite enseñar música a sus esclavos para que animasen sus reuniones con los ritmos de moda. Hasta altas horas de la noche y, a veces, hasta la madrugada se bailaban cuecas, cielitos, pericones, gatos o media cañas, según los lugares de los que provenían los soldados.
Las guitarreadas alrededor del fogón eran otra de las diversiones preferidas de los soldados. Era habitual que compusieran coplas que, a veces, se hacían muy populares y eran cantadas por toda la tropa. En sus versos, los soldados contaban aventuras, alegrías y pesares de sus días en el ejército y en los campos de batalla. En ocasiones, las letras se burlaban de algún oficial, de los gobernantes o del enemigo.
El fogón
El fogón era un lugar de encuentro alrededor del cual se comía y se bebía. También se jugaba y, si no se estaba cerca del enemigo, se cantaba y se tocaba la guitarra.
El célebre Paso de los Andes realizado por el General San Martín al frente del Ejército Libertador Argentino en 1817, Alphonse Durand, 1861 (fragmento). Imagen tomada de Amigo, Roberto. Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson.
En este fogón realizado durante el cruce, un grupo de soldados abrigados por sus ponchos calienta sus manos en el fuego mientras asan un trozo de carne. Uno de ellos, que está de pie, parece sostener un mate. Otros descansan cerca de las llamas, muy abrigados. Todo está cubierto de nieve y se acerca la noche, cuando la temperatura baja bruscamente en la montaña. A la izquierda del fogón, un hombre sostiene a otro que está recostado, seguramente afectado por la altura. Un granadero le acerca un poncho. Cerca del fuego se observan dos instrumentos: una trompeta asoma tras el poncho de un soldado ubicado a la derecha, otro soldado a la izquierda sostiene un tambor. Tal vez se preparen para tocar, tal vez estén acomodando sus cosas en este alto en la marcha.
Según parece don José nunca usó un caballo blanco, ni siquiera en el combate de San Lorenzo.
En muchas pinturas San Martín aparece montado en un caballo blanco, como en las dos que figuran a continuación:
San Martín en los Andes, Georges Bertin Scott (1909), Ciudad de Buenos Aires. Imagen tomada del Instituto Nacional Sanmartiniano.
Batalla de Chacabuco, Pedro Subercaseaux (1908). Museo Histórico Nacional, Ciudad de Buenos Aires. Imagen tomada de Wikimedia Commons.
Historiadores sostienen que San Martín, como el resto de la tropa, cruzó los Andes en burro y en mula porque los caballos no resisten las condiciones de la cordillera.
San Martín llevó 1.600 caballos, de los que sólo 511 llegaron con vida a Chacabuco, eran exclusivamente para las batallas que forzosamente había de librar con el enemigo, al llegar a Chile.
El paso de los Andes, Franz Van Riel, 1848. Óleo sobre tela. Museo del Regimiento de Granaderos a caballo, Ciudad de Buenos Aires. Imagen tomada del Instituto Nacional Sanmartiniano.
En “El paso de los Andes”, Franz Van Riel representó una escena del cruce de la cordillera. En el centro de la imagen, San Martín observa el paso de la columna montado en lo que podría ser tanto un caballo como una mula, un animal mejor adaptado a la alta montaña, abrigado por un poncho.
Según las y los especialistas del Museo Histórico Nacional, el caballo blanco es un símbolo usado por los artistas para representar a los héroes y destacar su lugar en la escena. Sin embargo, no era usual que los jefes militares montaran caballos blancos porque resultaban muy visibles y fáciles de identificar para el enemigo y, por lo tanto, los podían atacar más fácilmente
➽ En varios tramos del cruce, San Martín debió ser trasladado en camilla a causa de sus padecimientos. Su salud era bastante precaria. Padecía de problemas pulmonares –producto de una herida sufrida en 1801 durante una batalla en España–, reuma y úlcera estomacal.
San Martín es transportado a Cauquenes por una compañía de 60 granaderos. Fidel Roig Matons (sin fecha). Imagen tomada del Instituto Nacional Sanmartiniano.
➽Liberando América, es una realización audiovisual filmada en la Cordillera de Los Andes, en los mismos lugares por donde pasó el Ejercito de San Martín que nos invita a entender y reflexionar sobre aquella gesta, a través de la voz de estos actores que a doscientos años de aquel hecho hoy pueden ser libres gracias a sus antecesores.
La epopeya llevada a cabo por el Gral San Martín es comparada por los especialistas con estrategias realizadas por Napoleón y Alejandro Magno.
Miles de hombres, mujeres, animales, municiones y toneladas de provisiones fueron trasladadas a pie a través de la mayor cadena montañosa del mundo, luego de las del Himalaya, con un solo fin: la libertad de Argentina, Chile y Perú.
Mucho se ha escrito sobre la inteligencia militar de San Martín y su liderazgo, pero él más que nadie sabía que no podía llevar adelante semejante paso sin la ayuda imprescindible de otros actores de este relato. Uno de ellos sin lugar a dudas fueron los habitantes de la región de Cuyo. Durante meses, el pueblo cuyano puso a disposición del Ejército de Los Andes todos sus recursos con tal de ser un pueblo libre. Las mujeres ocuparon un rol fundamental a la hora de cubrir los puestos que los hombres iban dejando para incorporarse al ejército.
Otro eslabón de este rompecabezas fueron los animales. Ganado vacuno, ovino, cabrino, fueron arreados en centenares a través de los escarpados caminos para alimentar a las tropas. Caballos y mulas, ocuparon un rol distintivo a la hora de transitar sendas estrechas y caminos peligrosos. Los arrieros o baqueanos, esos hombres nacidos y criados en zonas que no figuraban en ningún mapa, fueron la brújula que San Martín utilizó para llegar por sorpresa y a través de huellas desconocidas al lugar donde se encontraba el enemigo.
➽Fray Luis Beltrán fue un fraile argentino de la Orden de los Franciscanos, de brillante actuación como fabricante y organizador de la artillería del Ejército de los Andes. Todo lo que sabía lo había aprendido por la observación y la lectura. Estudió física, matemática, química y mecánica.
En el campamento de El Plumerillo, armó un taller en el que llegaron a trabajar 700 personas, entre obreros, artesanos y herreros. Debió fabricar herramientas, de las que carecía. Las fraguas trabajaban las 24 horas, donde se fundían proyectiles, cañones y balas. Se armaban cartuchos de a miles, aparejos para los animales de carga, monturas y herraduras que se forjaban siguiendo las indicaciones de los arrieros que sabían de sobra lo que era transitar la montaña. Se confeccionaron uniformes, calzados y hasta la tinta para teñir la ropa.
Ilustración/Mariano Ruszaj
Nadie pudo negar que Beltrán hizo descolgar las campanas de San Francisco para fundir cañones. Con su gente salió por la provincia a buscar hierro. Desde rejas hasta ollas todo servía para transformarlos en armamento
En las charlas a solas que tenía con San Martín, éste se preocupaba por cómo transportar la artillería. “¿Quiere que los cañones lleven alas para volar? ¡Las tendrán!”, le aseguró. Adaptó una serie de carros angostos, similares a las zorras, con ruedas bajas, aparatos muy toscos pero sólidos, tirados por bueyes o mulas, que reemplazaron a los montajes de los cañones. Con un sistema de perchas, con las zorras y los cañones colgados, sortearon desfiladeros y precipicios. Estas innovaciones técnicas lo hicieron tener un lugar en el universo de inventores argentinos.
Esta canción de Marisa Manoukian que forma parte del álbum "Canciones para mi país 2" es un homenaje a Fray Luis Beltrán:
No le
alcanzaban los rezos
Una oscura noche
las iglesias no cantaron,
sus campanas se callaron...
o se las robaron.
El pianta´o José,
chifló que un gigante
con sonrisa sonante
campaneaba al andar.
Que era un ladrón gigante,
con sus dientes brillantes
se contoneaba al andar.
Fueron a custodiar
a la iglesia afortunada.
que conservaba sus campanas
y así atraparon al gigante!!
El trabajaba con herreros, carpinteros,
carroceros,
dirigía y servía a Don José.
No le alcanzaron los cartuchos ni plegarias,
no le alcanzaba el armamento ni las balas.
El trabajaba con herreros, carpinteros,
carroceros,
San Martín lo puso al frente y el guió.
arenga y grito tras grito con su fuerza y con su
voz
Kamishibai es una palabra japonesa que significa “Teatro de papel”. Es un arte japonés que se remonta al siglo XII. En aquel entonces se utilizaban pergaminos que combinaban texto e imágenes para poder contar historias y transmitir enseñanzas en los templos.
El Kamishibai se hizo más popular entre los años 1920 y 1930. Para anunciar su llegada al pueblo, el gaito kamishibaiya, o cuentista, golpeaba dos pedazos de madera unidos por una cuerda (un instrumento llamado hyoshigi). Niños y niñas le compraban dulces y tomaban los primeros asientos frente al escenario.
El butai (la cajita de madera) funciona como un teatro, y las láminas en su interior representan las diferentes escenas de la historia.
La lectura del Kamishibai se realiza colocando las láminas en orden sobre un pequeño soporte/ranura del teatrillo de tres puertas que se llama “butai”, de cara al auditorio y deslizando las láminas una tras otra, mientras se lee el texto. Las láminas tienen un dibujo a todo color por una cara y texto en la otra.
El Kamishibai ejerce una irresistible fascinación sobre la audiencia infantil. Sus características y la forma de presentarlo, ayudan a conseguir un efecto mágico y de concentración en torno al cuento lo que lo convierten en una excelente alternativa dentro de las técnicas narrativas.
🔹¿Cómo funciona?
1º) Se ordenan todas las láminas de cada cuento Kamishibai, desde la imagen nº1 a la última, en orden correlativo (01, 02, 03, etc) y con el lado de las ilustraciones en color hacia arriba.
2º) Una vez ordenadas las láminas del cuento, se introducen todas a la vez en la ranura interior del teatro Kamishibai, mostrando la lámina 01 (ilustración en color) hacia el auditorio.
3º) El narrador se coloca detrás del teatro Kamishibai (de cara al público)y comenzará la narración leyendo el texto que figura en el dorso de la última lámina y que corresponde a la imagen mostrada en ese momento (01 al comienzo del cuento).
4º) Una vez leído el texto correspondiente a la lámina 01, primera lámina en ser expuesta, extraerá ésta lentamente hacia su derecha y la colocará en el último lugar de las láminas que ya están en el teatro Kamishibai.
5º) Continuará con este sistema hasta finalizar la narración de la última escena mostrada (fin del cuento) y cuyo texto se encontrará en el dorso de la penúltima lámina del cuento.
Quizás este vídeo simplifique mejor su forma de uso:
El Kamishibai ofrece la posibilidad de añadir elementos dramáticos a través de la voz y efectos adicionales como la música.
El balanceo de las láminas hace balancear la atención y las emociones entre la anticipación de lo que va a ocurrir y la fijación en lo expuesto favoreciendo de este modo la atención del público infantil.
En el siguiente Valeria Padrini, utiliza la técnica del kamishibai para narrar un cuento tradicional de la cultura maya, "El pájaro Puhuy".
🔹Cómo construir un butai o teatro con cartón
Se necesitan los siguientes elementos:
Cartón: cualquiera que sea firme. Es importante que el kamishibai pueda sostenerse y también sostener las imágenes.
Tijera o trincheta.
Pegamento.
Cinta de papel.
En estos modelos que se muestran a continuación encontrarán -entrando por los enlaces- los detalles para su construcción:
La epopeya Sanmartiniana ocurrió gracias a la gran capacidad de planificación, organización y de liderazgo del general San Martín, pero contó con el apoyo de una parte fundamental de esta historia: las mujeres.
Lejos de quedarse de brazos cruzados, las mujeres cuyanas le ofrecieron a la patria naciente todo lo que pudieran darle y colaboraron con la preparación de la cruzada libertadora.
De levantar la cosecha a bordar la bandera de los Andes y la confección de uniformes de guerra. De ir al frente de batalla hasta criar hijos solas en un período donde no había ni luz.
Ellas participaron de la política de forma activa y entregaron su vida al sacrificio por la libertad al igual que los hombres.
Sin distinción de razas y clase social, dieron lo que estaba a su alcance. Algunas colaboraban económicamente, otras con alimentos como barriles de vino, aguardiente, aceitunas, maíz y trigo y otras confeccionando ropa.
No pasaba un día sin que dejara de llegar alguna mujer, a veces muy pobre, que había recorrido leguas de distancia para entregarle a San Martín un poncho para abrigar a un soldado. Sin importar la pobreza en la que estuvieran sumergidas, se las ingeniaban para hacer llegar al cuartel más cercano alguna donación que ayudara a los militares en su difícil empresa.
También están aquellas que curaron a los soldados, que debido a los fuertes vientos la conjuntivitis dañaba los ojos y fueron ellas las que se los limpiaban con infusiones, curaron quebraduras, se metían en los campos de batalla para aliviar a los heridos.
Tampoco hay que dejar de lado el trabajo que hicieron las mujeres cuyanas cuando los hombres partieron a la guerra. Y es que todas se dedicaron a mantener las fincas, a que los campos no dejaran de funcionar y a mantener sus hogares trabajando todo el día. La Bandera de los Andes
Una de las colaboraciones más recordadas es la creación de la bandera de los Andes, la cual fue bordada por la esposa de San Martín, Remedios de Escalada; la Señora Dolores Prats de Huysi y por las manos de la niña Laureana Ferrari, Mercedes Alvarez y Margarita Corvalán.
La histórica enseña durante su reciente restauración (Foto atención de la licenciada Patricia Lissa)
No fueron solo las patricias las que cosieron, también lo hicieron “las peladas de la corrupción” o “Las peladas corruptas”. Eran mujeres recluidas en los centros penitenciarios y sanitarios de la época. Se las conocía por ese apodo, debido a las prácticas éticas y de higiene que mandaban pelar a las mujeres recluidas. Ellas confeccionaron uniformes, capotes, orillaron mantas, talegas, alforjas y otros enseres. Ellas también fueron parte de esta historia, de ellas también un trozo de la gloria.
Una anécdota...
Laureana y Remedios paseaban por la Alameda. Remedios comentaba a Laureana las noticias que le había hecho llegar su esposo desde el frente de la guerra. Ella también temía, pero en su rostro, como una bandera, flameaba su sonrisa.
Por la calle del Cariño Botao pasaron por la tienda de aquel hombre que les había vendido la sarga celeste. Entraron. El comerciante las recibió de buen agrado.
–Seguramente encontrarán aquí lo que andan buscando.
–No vinimos a comprar. Vinimos a agradecerle.
El hombre puso cara de no entender.
–¿Recuerda el trozo de sarga celeste que nos vendió unos días atrás?
–Claro que lo recuerdo, señora. Parecían ustedes muy satisfechas con la tela.
–Satisfechas y aliviadas. El General San Martín nos había encargado la bandera del ejército y no podíamos encontrar un paño celeste. Usted nos salvó.
Quedó tieso el hombre con lo que terminaba de escuchar.
–¿Usted quiere decir que esa tela…la tela que yo les vendí… esa tela…sirvió para hacer la bandera?
–Así es mi amigo, ese trozo de tela que usted nos facilitó se habrá paseado orgulloso por el campo de Chacabuco, dentro de una bandera triunfante. Estará ahora en Santiago dando noticias de la libertad. Le reiteramos nuestro agradecimiento.
Se fueron. El comerciante quedó unos minutos tieso mirando la puerta. Después pegó un tremendo golpe con su puño sobre el mostrador de madera. Se dijo con enojo:
–¡Y pensar que yo se lo cobré!
La mañana de Mendoza sonreía, no solamente en Mendoza, también en Chile, estaba empezando a ser celeste y blanco el sur de América.
Una valiente madre mendocina
Cercano a la ciudad de Mendoza está el campo “El Plumerillo”. Allí, el general San Martín, adiestra los batallones que días después atravesarán la mole andina, en pos de la libertad de Chile. Para la revista final de las tropas, San Martín se ha trasladado a la capital mendocina, vestida de fiesta para recibir al Gran Capitán.
Un mendocino:- ¡Qué hermoso es todo esto! ¡Cómo lucen los uniformes de los granaderos!
Una mendocina: - ¡Y qué bella se ve la bandera, ofrecida al general San Martín por las damas patricias. ! Un anciano: - ¡Con esta bandera al frente, nuestro ejército no perderá una sola batalla!
Relator: - En este momento sale una mujer desde la multitud y se dirige hacia la tropa. En las filas del ejército libertador tiene a su esposo y a tres hijos. La dama mendocina (avanza hacia ellos y los besa).- ¡Qué Dios y la Virgen os protejan! Este escapulario que prendo en cada pecho será un escudo protector.
¡Nada de llanto! ¡Los valientes no lloran; solo saben luchar por su patria! ¡Ya veis: en mis ojos no hay una sola lágrima ! ¡Qué orgullosa estoy por haber dado a la Patria estos cuatro varones!
El general San Martín (se acerca a la esposa y madre ejemplar y conmovido, le estrecha fuertemente la mano).- ¡Gracias, noble mujer! ¡Vuestro sacrificio no será en vano! ¿Ahora sé de donde sacan mis soldados tanta firmeza ! ¡Con madres como usted la Patria está salvada!
Las mujeres en el ejército de los Andes
A pesar de que San Martín no quería en sus ejércitos y en especial en el cruce de la cordillera que ellas estuvieran presentes, solamente quedó en una expresión de deseo porque también aquí la imagen de las mujeres se hizo fuerte y aunque la historia las relegó, hoy y siempre habrá un tiempo para rescatarlas y homenajearlas.
🔷Pascuala Meneses - La granadera
Ilustración: Camila Torre Notari
Con solo 19 años, quiso colaborar con la causa independentista y se presentó ante el Ejército de los Andes para alistarse y cruzar los Andes, junto al general San Martín. Ella sabía que el Libertador no quería mujeres en tal riesgosa empresa como lo era cruzar la cordillera, así que optó por enrolarse como Pascual Meneses.
Fue con un "ponchito a media cadera y un chifle de agua", a ofrecer sus servicios en el cuartel, conforme se les convocaba a los mozos para las cruzadas de la emancipación. Ella era tan pobre, hosca, huraña que estaba habitada por las necesidades a vivir en la intemperie, viajar a lomo de mula, era una baqueana de la Cordillera. Sin joyas, sin bien alguno y sin familia.
Según una de las anécdotas sobre Pascuala, se afirma que cuando todo estaba listo "para la de vámonos" conforme dijo el Jefe "sin que faltara un hombre en las filas ni un clavo en las herraduras", San Martín notó que le sobraban 130 sables. "El que ame el honor venga a tomarlos", escribió. Y concurrieron más de ciento treinta requeridos, ella era uno de ellos.
Logró ser parte de la epopeya por poco tiempo. Ya en el camino de Uspallata, rumbo al valle de Aconcagua, su condición femenina fue descubierta y la obligaron a retornar a Mendoza.
Pascuala retorna desnuda, tapada con un capote y unas botas.
Esta canción de Marisa Manoukian que forma parte del álbum "Canciones para mi país 2" es un homenaje a Pascuala Meneses
🔷Josefa Tenorio: Granadera y Abanderada del Ejercito Libertador
Tuvo mejor suerte que Pascuala y logró su objetivo. Esclava de Gregoria Aguilar, cuando se enteró que, de ganar la guerra los realistas, todos los esclavos que habían sido declarados libres volverían a la esclavitud, decidió alistarse para prestar servicio en los Ejércitos de la Patria. Para ella su sexo no era impedimento para ser útil en las filas. Una vez llegada al campamento de El Plumerillo se le proveyó de uniforme de hombre, sable, pistola y montando su propio caballo se alistó en las fuerzas del general Juan Gregorio de Las Heras, quien le confió una bandera para que la llevase con honor. Agregada al cuerpo del comandante general de guerrillas, Toribio Dávalos, sufrió todo el rigor de la campaña.
Hay registros de una carta a San Martín en la que solicitaba su libertad. No es de conocimiento si pudo conseguirla, solo se sabe que el general escribió una carta recomendando su liberación.
Tampoco se ha podido establecer cuándo ni dónde murió Sólo sabemos que luchó por la libertad de un continente y hoy puede ser recordada como Josefa Tenorio, la mujer que cruzó los Andes.
Una canción de Aníbal Cuadros recuerda la historia de Josefa. Titulada «Josefa Tenorio» y con ritmo de candombe, forma parte del álbum Volverme raíz.
🔷Martina Chapanay: Líder Revolucionaria y Chasqui del Ejercito Libertador
Pigna, que le dedica dos páginas en su libro “Mujeres tenían que ser”, asegura que es hija de un huarpe y de una cautiva blanca. Martina colaboró con el General San Martín en la gesta del Cruce de Los Andes. “Se convirtió en una de las tantas y tantos chasquis que llevaban y traían mensajes entre las seis columnas del Ejército Libertador. Dicen que por muchos años lució con mucho orgullo una chaquetilla que dejaba constancia de aquellos gloriosos días”, dice Pigna.
Luego asegura que a los 22 años se unió a las huestes de Facundo Quiroga y peleó junto a él. Cuando el caudillo riojano fue asesinado, Martina volvió a San Juan.
Citando a Hugo Chumbita y su libro “Jinetes rebeldes”, cuenta: “Por diversión o por dinero, apostaba a montar potros indomables y se batía con los mejores cuchilleros. La Policía no podía contra ella”.
Pigna incluye el testimonio de un arriero, Pedro Bustamante, quien la describe así: “Como la Chapanay, amás de ser valiente y capaz, es generosa como no hay ejemplo en ninguno de los que mandan. Sucede que los hombres asaltados por ella le hacen concesiones antes de ponerla en el caso de hacer valer su fuerza. De este modo resulta que casi todos los asaltos tienen viso de legitimidad y todo el mundo a una voz dice La Chapanay roba y saltea por necesidad y por culpa del gobierno y nadie la odia, al contrario, todo el mundo la compadece”.
También peleó bajo el ala del Chacho Peñaloza, lo que le valió ser incorporada al ejército como sargento mayor. Pero al tiempo lo abandonó para militar junto a Severo Chumbita, que respondía al caudillo Felipe Varela. “Murió en 1887. Su tumba en Mogna, departamento Jáchal, sigue siendo lugar de culto”, cierra Pigna.
Hay una cueca «guanacacheña» de Los Trovadores de Cuyo que se titula «La Martina Chapanay» y cuya letra la recuerda así:
Conversación orientada por preguntas para pensar sobre las mujeres en la epopeya sanmartiniana: ¿Cómo era el vínculo con sus padres y sus maridos? ¿Recibían la misma educación? ¿Con quiénes se casaban? ¿Podían elegir a sus maridos? ¿Podían recorrer caminos distintos de los pautados socialmente? ¿Cómo piensan que era la vida de las mujeres esclavas? ¿Estuvieron en las calles? ¿Lucharon en las guerras independentistas?
Explorar mediante infografías, obras de arte, etc. ¿Qué rol tuvieron estas mujeres en la emancipación americana?
A partir de la lectura y la escucha de las canciones propuestas, reflexionar y debatir sobre los siguientes interrogantes:
¿Cómo eran las mujeres de esos tiempos, según los relatos y las canciones?
¿A qué mujeres de la época nombran?
En la época de batalla, ¿Cómo se mostraron las mujeres?
Realizar una conclusión sobre el rol y el reconocimiento que tuvieron las mujeres de esa época. Reflexionar sobre el rol de la mujer.
Registrar en un afiche las producciones e ideas. Socializar las producciones de los alumnos con toda la comunidad, en un mural que refeje la refexión colectiva realizada