La siguiente propuesta tomada de la Serie Experiencias a Cielo Abierto. Ministerio de Educación de CABA.2023 sugiere construir una mirada acerca de la experiencia de "mirar y narrar los cielos", recurriendo a una observación minuciosa, enriquecida con palabras, de los diferentes cielos que se presentan cada día en el jardín, y que ayudarán a imaginar otros cielos posibles.
Capacidades, objetivos de aprendizaje y contenidos
Tomados del Diseño Curricular para la Educación Inicial. Niñas y niños de 4 y 5 años (GCABA, 2020)
¿Cómo organizar la propuesta?
Previo a la observación del cielo con las niñas y los niños, se sugiere realizar una experiencia en la sala para sensibilizarse con la propuesta que se va a abordar. Por lo tanto, sería interesante crear un clima especial con una atmósfera sonora y visual, y generar preguntas que inspiren a conectarse con los diferentes cielos que luego saldrán a apreciar, a vivir y a disfrutar. Para ello es importante jerarquizar el lugar de la pregunta, generando aquellas que inviten al asombro, que creen desafíos, que sean abiertas y despierten la curiosidad motivando así a la investigación. También es fundamental recuperar las preguntas de los/as niños/as, orientar sus observaciones y ofrecerles un vocabulario que les permita poner en palabras aquello que van descubriendo, experimentando y conociendo. A continuación se incluyen algunas preguntas posibles:
- ¿Cuántas veces pienso en el cielo? ¿En qué colores pensamos si decimos “cielo”? ¿Qué cielo nos gusta mirar? ¿Con qué colores pintaría los infinitos colores del cielo? ¿Qué sería del cielo sin las nubes? ¿Siempre hay nubes en el cielo? ¿De qué están hechas las nubes? ¿Son todas las nubes iguales? ¿Existen nubes de lluvia? ¿Dónde termina el cielo? ¿Cuántos azules conozco? ¿La noche es cielo? ¿Qué tamaño tiene el cielo? ¿Qué hay en él? ¿Qué podemos observar en el cielo? ¿Qué preguntas le haría al cielo?
Otra posibilidad es ofrecer obras de diferentes artistas que pintaron o fotografiaron cielos y comenzar a dialogar con las imágenes. También se puede describir cada una de las imágenes para aquellos niños o niñas que no pueden verlas, con la ayuda de sus compañeras/os.
- Observen las siguientes imágenes del cielo. ¿Por qué creen que tiene colores tan distintos? ¿Cómo describirían las formas de las nubes que hay en cada una? ¿Qué colores utilizarían para pintarlas?
- Y en las siguientes obras de estos artistas: ¿Qué les parece que está pasando en estos cielos? ¿Qué formas observamos? ¿Son todas las nubes iguales? ¿Podemos formar grupos de nubes parecidas? ¿Cuántos azules reconozco? ¿Qué habrá debajo de este cielo?
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Martín Malharro. Las Parvas, 1911. |
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Ramón de Silva. Palermo, 1919. |
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Martín Malharro. Un rincón de Belgrano, 1911. |
Es importante registrar cada una de las preguntas y respuestas que se producen a lo largo de la experiencia, ya que durante el transcurso de la propuesta se volverá a ellas para enriquecerlas. Para propiciar que las niñas y los niños vayan avanzando y nutriendo los modos del decir, se pueden leer algunos fragmentos de obras literarias en las cuales algunos artistas reconocidos han realizado descripciones del cielo, como la siguiente:
“El cielo estaba todo él de ese azul radiante y un poco pálido como a veces lo ve sobre su cabeza el paseante acostado en un campo, pero tan nítido, tan profundo, que da la sensación de haber sido pintado con un azul sin mezcla alguna” (Proust, 2011).
Luego de la lectura, se puede abrir un espacio de intercambio para conversar sobre los modos en que el famoso novelista francés detalla el color y la atmósfera del cielo: azul radiante, un poco pálido, nítido, profundo, y sobre el sentido de estas expresiones. Como anticipación a lo que van a realizar durante la experiencia, se puede indagar acerca de qué palabras y expresiones conocen para describir el cielo. Las niñas y los niños pueden dictar a la/el docente, quien toma notas y aporta, también, algunos ejemplos como los que se explicitan a continuación para conversar sobre sus sentidos:
• Cómo puede estar el cielo: agradable, apacible, claro, despejado, esplendoroso, luminoso, plácido, radiante, encapotado, gris, nublado, oscuro, sombrío, brumoso.
• Qué cosas podemos ver en el cielo: pájaros, sol, nubes grandes, nubes que parecen de algodón, nubes que crean formas, arco iris, aviones, viento, truenos y relámpagos, luces, gotas.
• Qué colores puede tener el cielo: blanco, azul, rosa, rojo, violeta, marrón, negro, verde, amarillo, naranja, rosa, gris.
1. Registramos los cielos desde el jardín para disfrutarlos y ampliar narrativas
Dentro del recorrido, se propone que, durante un lapso de tiempo —que puede ser de una a dos semanas— salgan al patio del jardín a mirar o percibir del modo que cada una/o pueda, cómo está el cielo cada día. Para realizar esa apreciación, sería importante que cada niño/a lleve una mantita para acostarse y así tomarse un pequeño momento para observar lo que ve. Es una invitación a respirar profundo y a conectar con la porción de cielo que se ve desde cada jardín.
Una vez realizada la observación, la docente acompaña con algunas preguntas que los/as convoque a mirar y describir, tomando, por un lado, los registros fotográficos que se irán descargando en la computadora y, por el otro, los registros narrativos ordenados cronológicamente.
En caso de que el clima no acompañe para salir, podrá realizarse la observación a través de las ventanas, siempre recordando el sentido de la propuesta. Quizás puedan ir al SUM del jardín y ubicarse de una manera cómoda que les posibilite la visión. La idea es crear un clima propicio para estar un rato concentrados/as en la observación y despertando todos los sentidos.
Con relación a los registros fotográficos, se propone que, en cada una de las imágenes que se fueron registrando, escriban un epígrafe con su descripción. En este caso, se trata de que los niños y las niñas escriban como sepan hacerlo, poniendo en juego sus conocimientos sobre la escritura (aun cuando esta no sea convencional). Mientras escriben, se les ofrece volver al listado de palabras y expresiones elaboradas con anterioridad, como fuentes seguras de información.
En cuanto a los registros narrativos, se conversará con el grupo acerca de cuáles son las características de “ese cielo” que están viendo y se les propondrá realizar una descripción a partir del dictado a la/el docente. En esta situación son ellos/as quienes tienen la posibilidad de centrarse en la composición del texto, es decir, pueden discutir y tomar decisiones en cuanto a qué debe escribirse y cómo organizarlo en lenguaje escrito. La/el docente anota aquello que los/as niños/as dictan y relee para que puedan revisar la producción. También, les brinda algunas posibilidades y les propone volver al listado de palabras y expresiones producido con anterioridad, de modo tal de ampliar los modos del decir en la descripción.
Se pueden ayudar, además, con un calendario del tiempo para registrar con dibujos y palabras lo que vieron día a día en el jardín. Se sugiere ofrecer a las familias un calendario realizado junto con las niñas y los niños, para que lo completen al observar cómo está el cielo en las noches durante esos días en que se realice, como también los fines de semana y feriados.
Durante la semana, al observar los registros, se encontrarán diferentes tipos de cielos y una variedad de descripciones. Finalmente, con ese material obtenido, se les propondrá a los niños y niñas “crear sus propios cielos”, como en las actividades sugeridas para el después de la observación.
2. Las familias nos “prestan” palabras
En el transcurso de la experiencia, se les propondrá a las familias que registren con palabras las características del cielo en cada una de sus noches. La idea es que “nos presten” palabras para utilizarlas como herramientas cuando armemos “nuestro propio cielo imaginario”.
Puede ser que también nos relaten a través de audios alguna anécdota sobre cuando “el cielo las sorprendió” para compartirla en los distintos momentos de intercambio de la vida cotidiana en el jardín. Por ejemplo, podrían contar cuando “nos sorprendió la lluvia en medio de la calle” o "en las vacaciones, estábamos en la playa y de repente...", y evocar lo que sintieron en esos momentos.
Se invita nuevamente a que miren hacia arriba para contemplar el cielo. Esta vez, les pedimos que se detengan a observar durante algunas noches y registrar lo que ven en cada una. También pueden abrir una ventana para observar con detenimiento. Podrían hacerse, por ejemplo, las siguientes preguntas:
- ¿Qué pueden observar en el cielo por la noche?, ¿de qué color lo ven? La luna, ¿siempre está?, ¿tiene siempre la misma forma? ¿Cómo creen que hace la luna para estar iluminada? ¿Qué le preguntarían? ¿Qué sonidos se escuchan? Las luces que se observan en el cielo por la noche, ¿son todas iguales?, ¿están “prendidas” todo el tiempo? ¿Hay nubes por la noche? ¿Quiénes viven en los cielos por las noches? ¿Qué nos cuentan las estrellas? ¿Se mueven las estrellas? ¿Todas las estrellas brillan igual? ¿Siempre se ven las mismas estrellas?
3. Los sonidos del cielo: ampliar narrativas sonoras
Escuchar es una actividad, una actitud, una disposición. Escuchar no significa quedarse quieto escuchando, sino estar presentes en el momento y en el acto de escuchar. José María D'Angelo, músico
Cuando llueve o hay truenos, es importante poner mucha atención a los ruidos que se escuchan y a las luces que se observan. Para ello, luego de observarlos y registrar con fotos, se les propone a los niños y a las niñas cerrar los ojos y poner atención en los sonidos, agudizar y ampliar la escucha percibiendo qué sonidos están más cerca, cuales más lejos, cuáles les parece escuchar con el oído derecho, con el izquierdo, si hay sonidos que coinciden con lo que se observa o suceden antes y después. ¿Cómo se siente en el cuerpo el sonido?, ¿en qué parte se siente más? Es importante llevar la atención a la escucha para registrar cómo se siente o cómo suena la llovizna al caer en el piso, o los distintos sonidos que provoca la lluvia al caer sobre el pasto, sobre las canaletas, o sobre distintos materiales, y, posteriormente, agregarlo a los registros que se están elaborando. Podrían hacerlo en el calendario del tiempo; para ello se pueden utilizar algunas formas que den cuenta de la intensidad del sonido y de la vibración. Por ejemplo, se podrían usar círculos, de más pequeños a más grandes, para valorarla.
En esta parte del proceso, es sumamente importante que los niños y las niñas tengan una participación activa en las distintas formas de registrar, ya sea al sacar las fotos, al escribir sus epígrafes, al realizar descripciones, entre otras, y que la/el docente también evalúe el proceso que le ayudará a tomar decisiones en las actividades propuestas para el después.
Una vez que se amplían los repertorios sensibles y culturales de las niñas y los niños a partir de los registros que se fueron realizando durante la experiencia, tanto los que observaron en el jardín o en la plaza como los que las familias fueron registrando por las noches, se obtendrá una variedad de recursos para poner en juego nuevas experiencias. Por ejemplo: con las palabras reunidas en las descripciones, se podrán inventar nuevos cielos imaginarios. Y para ello, se pueden agregar a las descripciones registradas otros elementos para la construcción de estos nuevos cielos. Es una tarea que se puede realizar primero con los niños y niñas, a partir de distintas preguntas:
- ¿Cómo les gustaría que fueran sus cielos?, ¿de qué colores?, ¿con qué texturas? ¿Quiénes volarían en él? ¿Qué sentimos al observar el cielo?
Cada una de estas preguntas formará parte de una categoría con múltiples respuestas, que brindarán tanto los/as niños/as como los/as docentes y las familias. A modo de ejemplo:
• Descripción del cielo: limpio, nítido, nublado, nuboso, oscuro, claro, encapotado, estrellado, lluvioso, celeste, colorido, ruidoso, despejado, cubierto, lejano, rayado, floreado, cuadriculado.
• En qué momentos del día: amanecer, mediodía, atardecer, anochecer, noche.
• Qué cosas podemos ver en el cielo: pájaros, sol, nubes grandes, nubes pequeñas, nubes que parecen de algodón, nubes con formas, arco iris, aviones, viento, truenos y relámpagos, luces, gotas, barrilete, globos.
• Quiénes podrían volar: aves, peces, flores, figuras de papel, animales imaginarios. Después ¿Cómo les gustaría que fueran sus cielos?, ¿de qué colores?, ¿con qué texturas? ¿Quiénes volarían en él? ¿Qué sentimos al observar el cielo?
• Qué siento al observar el cielo: ternura, calor, frío, miedo, misterio, intriga, placer, asombro, alegría, tristeza, tranquilidad, enojo, sorpresa.
• Paleta de colores: blanco, azul, rosa, rojo, violeta, marrón, negro, verde, amarillo, naranja, rosa, gris.
• Qué texturas podría tener: rugosa, lisa, ondulante, porosa, dura, blanda, áspera, suave, mullida, pinchuda, gruesa, fina, aterciopelada, sedosa, flexible, mojada.
Una vez definidas las distintas categorías, pueden seleccionar un papelito de cada una, al azar. Es una experiencia que pueden realizar en pequeños grupos (ya sea mientras otros/as niños/as están realizando una actividad paralela o compartiendo la misma).
También se puede tomar la decisión de elegir algunas categorías al azar o seleccionar otras en función de las necesidades que surjan. Por ejemplo: seleccionar la paleta de colores o las texturas.
La idea es elegir una palabra de cada categoría y luego conversar sobre qué materiales utilizarán para realizar el cielo: en qué soporte, con qué herramientas; si lo van a realizar con papeles, con telas, con masas; si realizarán una instalación, un collage, entre otras opciones.
Entre los materiales que se pueden explorar hay algunos efímeros, como los que se encuentran en la naturaleza (arena, tierra, corteza de árbol, flores) y otros manufacturados (madera, hilos, lanas, tipos de papel, lápices, pinturas, metales, telas, etcétera).
Ofrecer materiales conocidos por los/as niños/as pero que no se hayan usado para el arte (papel de aluminio, bandas elásticas, alambre, cajas con diferentes formas, trozos de madera) favorece la búsqueda de relaciones entre materiales y fomenta la curiosidad por seguir explorando, tocando, manipulando y produciendo.
Después de conversar sobre estos aspectos, se puede proponer que cada niño/a realice un listado con los materiales que va necesitar, para recolectarlos y tenerlos a disposición durante la producción. Se propone, nuevamente, que escriban como saben hacerlo, respetando sus ideas y alentando la producción.
Como se mencionó anteriormente, una vez que tengan sus palabras y hayan tomado algunas decisiones sobre los materiales y recursos para utilizar, se dispondrá de espacios cómodos que les permitan desplegar los materiales. Seguramente, se van a encontrar con contradicciones, ya que podrían seleccionar atributos contradictorios del cielo; pero es ahí donde aparece el desafío que torna más interesantes las producciones.
Las descripciones que se elaboraron durante la experiencia y las palabras que se fueron acopiando favorecerán, en los niños y las niñas, la posibilidad de construir sus cielos imaginarios.
Actividades posibles
1. “Cachitos” de cielos (actividad individual)
Se les puede proponer que pinten con diferentes materiales el cielo que les guste ver, a partir de diferentes soportes. Algunos ejemplos:
a. Cielos de papel: se puede proponer la construcción de cielos mínimos, cielos verticales, horizontales; cielos grandes, pequeños; compartidos; con papeles redondos, papeles cortados con las manos de diferentes formas y tamaños.
b. Cielos dentro de cajas de cartón: donde podrán dibujar aquello que vive en el cielo, y realizar algunos objetos que quieran para que habiten los suyos propios.
c. Cielos pintados en bolas de telgopor de diferentes tamaños, o dentro de botellas cortadas, o en cualquier objeto que les parezca interesante para intervenir.
d. Cielos de telas, guata, goma espuma, jean, tapitas de botellas, bolsas de red. e. Cielos mixtos: pintados y sumando collages con papeles de diferentes texturas, papel celofán, barrilete, cajas de cartón, cajas de huevos, algodón.
2. Mural de cielos (actividad con el grupo total)
Se presentan, a continuación, dos alternativas de actividades para abordar con el grupo total de la sala:
a. Realizar un mural colectivo en donde aparezcan las singularidades de cada niño/a. Se puede realizar sobre un papel grande en una pared o colocado en el piso, donde cada uno pueda plasmar su “cachito” de cielo.
b. Cielos circulares donde se organizan en pequeños grupos y realizan diferentes cielos compartidos en cartones circulares de gran tamaño.
3. ¿De qué están hechas las nubes?
Nube viajera contame de la tormenta
qué se siente ser de vapor
Contame de la mañana
vos que estás más cerca del sol
y cuando desaparezcas
te vamos a esperar bajo el sol.
Se propone una exploración para que sea realizada por el/la docente y que sea una experiencia de observación para los niños/as debido a la necesidad de manipular agua caliente.
Para poder hacerla, deben contar con los siguientes materiales sencillos: frasco transparente con tapa, agua hirviendo en un termo, laca o fijador, colorante vegetal y marcador para escribir sobre el vidrio del frasco.
¿En qué consiste la exploración?
1. Hacer hervir agua en un recipiente.
2. Colocarla en un termo para llevarla a la sala.
3. Colocar dentro del frasco el agua caliente, hasta llegar a la mitad, rápidamente marcar el nivel del agua sobre el frasco usando el marcador y rociar con la laca o fijador. Al hacer esto, los niños y las niñas podrán observar cómo se forma la nube.
4. Colocar la tapa rápidamente para “guardar la nube” en el frasco y que pueda observarse durante más tiempo.
5. Destapar el frasco para dejar libre la nube.
Preguntas para guiar la observación:
- ¿Formamos una nube? ¿De qué está hecha? ¿Se mueve nuestra nube? ¿Se formarán de la misma manera todas las nubes en el cielo? ¿De dónde saldrá el agua para formarlas? ¿Cómo se calentará?
4. Las nubes de mi cielo
Se invita a las niñas y los niños a construir las nubes de su cielo a partir de recortes de papeles de todo tipo (barrilete, celofán, papel metálico de cocina, manteca, cartón corrugado) o de telas (como lienzo, guata, tul, gasas, algodón). Pueden ser blancas y grises. En forma individual, cada cual representa una forma a través de un dibujo o un collage con recortes de diferentes tipos de papeles, incluyendo distintas texturas y combinándolos entre sí o superponiendo unos con otros; o escribe una palabra para describir su nube. Luego se colocan todos los recortes sobre la mesa para crear las nubes del cielo de la sala.
Posteriormente estas producciones serán material de la instalación “Habitar los cielos”, que se propone más adelante.
- Durante las actividades es importante grabar lo que los/as niños/as dicen mientras los pintan, los construyen, como también tomar fotos para registrar procesos.
5. Habitar los cielos
La instalación como concepto trae la idea de que cada niño y niña es protagonista de su proceso de aprendizaje por medio de la vivencia y la interacción con otros/as. De esta manera, es importante ofrecer un espacio que favorezca que cada cual pueda desenvolverse según sus tiempos y estilos personales. Asimismo, la participación simultánea de toda la sala es vehículo privilegiado para establecer lazos en la comunicación grupal.
Materiales posibles: las producciones artísticas realizadas, instalaciones aéreas armadas con telas colgantes que en lo posible formen un techo, algunos objetos colgantes, espejos individuales para mirar “el techo” desde abajo; almohadones, almohadas, colchonetas, que formen un espacio blando para acostarse a mirar; un repertorio de música que acompañe el momento y distintas sonorizaciones de lluvia, truenos, u otros.
En algún momento de la experiencia, puede haber telas en movimiento (sostenidas por las/os docentes o alguien que acompañe la propuesta). Dado que no siempre se cuenta en el jardín con los materiales descriptos, se puede proponer que las familias visiten la instalación con su propia almohada y un espejo individual. Durante las actividades es importante grabar lo que los/as niños/as dicen mientras los pintan, los construyen, como también tomar fotos para registrar procesos.
Posible recorrido de las familias por la instalación
Una vez que ingresan al espacio, se les propone que lo recorran observando las producciones de las niñas y los niños en las que realizaron distintos cielos; también las fotografías que registraron con sus epígrafes; la transcripción de las narrativas que surgieron, algunas infografías que se hayan realizado con las palabras, etcétera. Posteriormente se sugiere que lo recorran mirando, a través de los espejos, las telas colgadas, acompañadas/os de una música acorde al momento.
Algunas sugerencias sobre el repertorio musical que puede utilizarse en ese momento durante el transcurso de la experiencia:
Una vez que realicen el recorrido por la instalación, se los/as invita a recostarse y observar las telas del techo; luego, a cerrar los ojos y escuchar distintos sonidos “del cielo”. Seguidamente, se propone que escuchen grabaciones de las niñas y los niños, formulando preguntas sobre el cielo y compartiendo breves relatos que hayan surgido durante la experiencia.
Las grabaciones podrían enriquecerse con el agregado de un fondo de sonidos del cielo. Sería ideal realizarlo en articulación con Intec, a través de su facilitador/a.
Para realizar la instalación “Habitar los cielos” es necesario e importante que los niños/as sean protagonistas de las decisiones estéticas que se tomen. Por lo tanto, sería muy significativo que participen en todo el proceso del armado de la instalación:
• Que sea un trabajo colaborativo y conjunto entre docentes y niños/as.
• Que estén presentes los registros sonoros y las palabras que estuvieron apareciendo en relación con las narrativas de los cielos.
• Que realicen las grabaciones con las preguntas previamente seleccionadas por ellas/os, así como los relatos propuestos.
6. Los cielos en los cuentos tradicionales
Otra propuesta que puede ser interesante es la de escribir, a través del dictado a la/el docente, descripciones de los cielos de algunos de los cuentos tradicionales que conozcan. Por ejemplo, se puede presentar un fragmento de la historia conocida, como la que sigue:
Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas… Puso su cesta en la hierba y se entretuvo recogiendo flores; luego se recostó en el césped y se puso a observar el cielo, que estaba…
Y entonces se les puede proponer pensar cómo habrá sido el cielo que vio Caperucita en este momento de la historia, para luego escribirlo e incorporarlo en el relato.
También se podría sugerir cómo cambiaría el final del cuento. Por ejemplo: si se hubiera desprendido una tormenta cargada de truenos y relámpagos justo en el momento en que el lobo intenta atacar a Caperucita, ¿qué habría ocurrido?
Para propiciar el intercambio de ideas y sugerencias, se puede intervenir a partir de los siguientes interrogantes:
¿Cómo estaba el cielo? ¿Qué color tendría? ¿Qué habrá visto Caperucita Roja en el cielo? ¿Habría luna? ¿Y las nubes? ¿Qué sonidos vendrían del cielo? ¿Habría estrellas? ¿De qué color eran las nubes? ¿Será que iba a llover?
Una vez establecidos los acuerdos, se propone a los/as niños/as que dicten la descripción del cielo que imaginaron para incluir en esta historia.
Algunas otras opciones posibles:
Cuando vieron que sus padres no regresaban, Hansel y Gretel trataron de encontrar el camino de regreso. Pero, los pájaros se habían comido las migas que marcaban el camino. Así que, durante la noche, en el bosque, abrazados, observaron el cielo que estaba…
Esa tarde, los tres cerditos se metieron dentro de la casa de ladrillos y cerraron bien todas las puertas y ventanas por miedo al lobo. Pero espiaron por una mirilla para ver si venía el malvado animal. A través de ella sólo podían ver el cielo que estaba…
Orientaciones para la enseñanza
Se sugiere que esta propuesta de “Habitar los cielos” no finalice cuando se dé por terminado el recorrido, sino que, una vez que los niños y niñas hayan enriquecido sus maneras de mirar con curiosidad, los/as docentes continúen proponiendo, en determinados momentos de la jornada, “mirar el cielo por la ventana” o volver a mirarlo en el momento del saludo al jardín, invitando a las otras salas a que lo hagan; y así contarles a sus compañeras y compañeros cómo está el cielo “hoy” con las palabras que aprendieron. Es importante que una vez que incorporen nuevas palabras a su vocabulario, las utilicen en distintas ocasiones de la vida cotidiana. Ya sea cuando necesitan información para el cuidado de sus plantas, para relatar cómo estuvo el fin de semana o para averiguar cómo va a estar el próximo.
Para seguir profundizando
Para la elaboración de la instalación “Habitar los cielos” que se propone para el después de la experiencia, se sugiere visitar la página web de Mireya Baglietto, escultora que dio origen a Miradas Núbicas, para tomar como referencia. En sus instalaciones, esta artista considera al público como partícipe más que como observador y, a través de telas estéticamente dispuestas en el techo y de espejos que cada persona tiene a disposición para recorrer el espacio, propone una experiencia poética a la vez que tecnológica.
En Mi Sala Amarilla, hay un proyecto relacionado que podrán ver en el siguiente link:
En “Atlas de Nubes Inclusivo”, se presenta un proyecto que busca compartir y volver accesible la belleza de las nubes para personas con discapacidad visual, ciegas y de baja visión. Es el primer atlas de nubes inclusivo del mundo y es una iniciativa en conjunto entre el Planetario Galileo Galilei de la Ciudad de Buenos Aires y el Servicio Meteorológico Nacional.
Otros proyectos relacionados:
🔹Creando cielos-Exploración y producción artística en el Nivel Inicial(abc.gob.ar)
🔹¿Cómo ves tu porción de cielo? Campus educativo Santa Fe
🔹Mirando el cielo descubrí... Ministerio de Educación Córdoba
Cómo hacer una nube en un frasco: