"Construir identidad desde la primera sala del nivel inicial es mirar a cada bebé, reconocerlo, descifrarlo, atenderlo, sostenerlo, acompañarlo, tratar de entenderlo y enseñarle.
Es jugar, cantar, cuidar a cada uno en su individualidad, valorando sus particularidades y respetándolo como sujeto de derecho.
Estas claves son fundamentales para lograr el desarrollo capacidades en los pequeños que les permitan integrarse socialmente, en un contexto de respeto mutuo, confianza, afecto y valoración".
Así lo expresa la docente Cecilia La Rosa en una ponencia para el XXII Congreso Pedagógico de UTE. (Soberanía Pedagógica.Memorias, Identidades, Comunidades, Territorios. 2017) , en donde comparte su valiosa experiencia, poniendo en palabras las acciones de juego y cuidados cotidianos que fue realizando para favorecer el crecimiento de los niños y niñas, para que desarrollen su autonomía, la conciencia de sí mismos y del entorno.
A continuación compartimos parte del documento que puede leerse completo en el siguiente link: https://educacionute.org/wp-content/uploads/2018/05/la-rosa_construyendo-identidad-en-sala-de-lactarios.pdf
Primeros vínculos
Para que la incorporación al jardín maternal se desarrolle en un clima placentero, tanto para el niño como para sus familias, es fundamental mantener una comunicación fluida con ellas, basada en una escucha atenta, respetuosa y comprensiva que genere confianza mutua. Las actividades se plantearon de manera flexible y teniendo en cuenta las particularidades de cada niño, dándoles la oportunidad de participar de ricas y variadas experiencias que favorezcan la integración alegre y la construcción de vínculos con sus docentes que sostengan afectivamente su permanencia en el jardín.
El lograr una separación paulatina de a partir de diferentes propuestas lúdicas con la presencia en la sala de adultos significativos para los bebés. Madres, padres, abuelos y tíos estuvieron haciendo masajes a los pequeños con aceite perfumado, en un espacio ambientado con música de Mozart. También participaron de juegos estimulación con diferentes objetos y canciones con movimientos de manos. Estos momentos donde se fueron dando conversaciones espontáneas entre los presentes fueron fundamentales para ir conociendo más en profundidad a cada uno de los integrantes del grupo de lactarios y para generar un vínculo de confianza.
El respeto de las necesidades, ritmos y tiempos particulares y la valoración de cada historia personal, a través de la integración y participación de las familias, es el comienzo de un camino en el que los bebés van construyendo su identidad. La comunicación, la interacción y los acuerdos con las familias, sumados a una relación docente-niño cargada cariño, seguridad y contención son pilares de este recorrido.
Los momentos de ingreso y egreso son muy propicios para brindar al familiar acompañante un espacio de diálogo donde se puedan intercambiar comentarios sobre las actividades cotidianas en casa y en el jardín, las acciones de cuidado y temas de salud.
Resultó facilitador para crear vínculos afectivos con cada bebé poner especial énfasis en la mirada, la palabra y el sostén. Nombrar al niño/a al hablarle o mostrarle los diferentes objetos para su exploración.
Para respetar cada niño como sujeto de derecho se comenzó en forma progresiva y personalizada el cambiado y la alimentación, primero que lo realizaron las familias en la sala para mostrar cómo lo hacen y contar cómo vive cada pequeño esa rutina.
En los primeros días, mientras algún adulto referente acompañaba las actividades en la sala, se aprovecharon para preguntar a las familias el porqué de la elección del nombre del bebé y con qué apodos lo llaman en casa. También fueron contando qué tipo de música escuchaba cada bebé en la panza y lo que escuchan habitualmente. Eso permitió armar un compilado de esas canciones en un pen drive para incorporar al repertorio de la sala.
Palabras, música y poesía
Los niños nacen en un ambiente alfabetizado y son partícipes de su propio desarrollo, aunque necesitan de la presencia de los adultos para ayudarlos a interpretar la realidad. Estas primeras interacciones crecen hasta convertirse en relaciones de apego emocional seguras con la madre, el padre, los hermanos y cuidadores significativos y, en el caso de los bebés que asisten a una institución educativa, sus docentes.
Es importante ofrecer a los niños actividades donde puedan tener contacto con el lenguaje poético de canciones, nanas, rimas y poemas. Entrando en contacto temprano con palabras amorosas, divertidas, llenas de movimiento y de música iniciarán el camino hacia la sensibilización literaria y el consiguiente disfrute estético que produce la audición sonora y musical. El ritmo y la musicalización de las palabras facilitan el inicio de la adquisición del lenguaje.
En la sala de lactarios, donde la edad de los bebés oscila entre los 45 días y el año, son tan importantes las propuestas realizadas en forma individual como las que se ofrecen al grupo total.
El cantar y recitar poemas cuando ingresan, mientras se los acaricia, durante el cambiado, al acunarlos o mecerlos, durante el descanso, para acompañar la alimentación o cuando juegan, es una práctica cotidiana en la sala para estimular la sensibilidad auditiva de los pequeños.
Se los observó responder, cada cual a su manera, al escuchar poemas acompañados con gestos, balanceos, trotecitos sobre las rodillas, títeres, imágenes.
Jugar con movimientos de las diferentes partes del cuerpo siguiendo el ritmo de rimas y canciones estimulan la psicomotricidad y el conocimiento del propio esquema corporal. Primero empiezan a diferenciar las sensaciones placenteras o no y, paulatinamente, van realizando un gradual reconocimiento de su cuerpo.
Para compartir con las familias, se preparó una pequeña antología con las nanas, canciones y poesías que se disfrutan en el jardín.
Los momentos de escucha de canciones y música de diferentes compositores y estilos son muy placenteros y generan un clima de participación entusiasta. Con movimientos corporales o pequeños instrumentos de percusión (campanitas, sonajeros, maracas, cascabeles, cajas, panderos y xilofones) van siguiendo el ritmo de las melodías según sus posibilidades.
Resulta una experiencia de exploración muy enriquecedora el ofrecerles algunos elementos de uso cotidiano como llaves unidas en pequeños manojos, envases rellenos de fideos, arroz o semillas, palitos de madera, tablas de lavar ropa o utensilios. A través de sus acciones logran descubrir como suenan al golpear o agitar.
Pude, en algunas ocasiones, acompañar los sonidos que los niños producen con rimas improvisadas a partir de los nombres, por ejemplo o con alguna canción tradicional.
Cuidados que valoran y respetan
Los bebés necesitan tanto del calor humano como de la energía que le aporta su alimentación. En sus primeros años de vida es importante que puedan gozar de un marco ambiental que facilite los primeros vínculos de apego y en el que se sientan protegidos y cuidados.
Ser docente en lactarios implica ir transformándose poco a poco en una nueva figura de apego seguro para los bebés que, además de proponer situaciones de enseñanza a través de diferentes juegos de exploración del entorno, realice acciones de cuidado que garanticen el bienestar y la salud de cada uno de los bebés. Alimentarlos, cambiarles los pañales, higienizarlos, vestirlos y desvestirlos, ayudarlos a cambiar de posición cuando no pueden hacerlo por sí mismos, acercarles elementos para jugar y acompañar el sueño son momentos de intimidad y encuentro con el adulto cuidador.
Las obligaciones laborales hacen que cada vez sea más común que no se les dé el tiempo de recuperación necesaria a los pequeños luego de una enfermedad o que asistan al jardín habiendo tomado un antitérmico antes de llegar, después de una noche de fiebre alta, vómitos o diarrea. Se trabajó mucho para hacer tomar conciencia a la comunidad de que las escuelas son espacios de salud, donde asisten personas sanas y que el motivo de esto es el bien común. Un niño enfermo no tiene ánimo para realizar actividades en una institución educativa y se encuentra con bajas defensas para enfrentar cualquier germen que circule por el ambiente. Asimismo, es un posible trasmisor de su dolencia a los otros
Se buscó aprovechar las ESI para generar espacios de reflexión con las familias para revalorizar “el derecho a la vida, a la salud, a la identidad, a la información, a la integridad, al respeto por las diferencias y al cuidado de uno mismo y del otro”.
El marco de los derechos permitió hacer foco en el rol fundamental de los adultos referentes en el proceso de acompañar el desarrollo y el crecimiento de para que puedan ser garantizados estos derechos, teniendo en cuenta que los pequeños no pueden hacerlo por sí mismos en esta etapa de sus vidas.
Muchas veces el desconocimiento, la información errónea, las experiencias personales, los consejos desafortunados o la intuición hacen cometer errores involuntarios a los adultos responsables. Me parece prudente no juzgar acciones sino escuchar, comprender, esclarecer, informar, acompañar y contener, pero siempre como parte de un proceso de construcción del cuidado hacia uno mismo y hacia el otro para que todos puedan desarrollar vidas plenas y saludables.
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