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1 de febrero
Este cuento vuelve a empezar cada vez que el ratoncito se despierta hambriento y baja al sótano para comer un queso. El cuento del queso redondo es un hermoso cuento para leer a los niños de 3 años. Cuando el maestro finaliza la lectura y cierra el cuento, los niños tendrán mucho para decir acerca de la historia, podrán pedir que se las lean otra vez invitados por el final de “este cuento redondo que aquí termina, dicen que dijeron que dirán, vuelve a empezar vuelve a empezar... vuelve a empezar…”, así como también querrán volver sobre las bellas ilustraciones de Clara Urquijo. A medida que el docente les lee, los niños y las niñas van accediendo a la historia del ratoncito que vive oculto en la casa del viejo Tomás y la vieja Tomasa, conocen a otros personajes como el gato Renato y el perro Limón, reparan en el modo en que la historia está contada y en su particular final.
Para entender cómo es posible que el ratón Simón viva en la casa de los viejos, baje a la despensa a comerse un queso, que el gato lo persiga y a su vez sea perseguido por el perro sin que los dueños de casa se enteren, es necesario reparar en la simultaneidad de sucesos que se dan en la historia: los viejos duermen la siesta mientras todo eso sucede; cuando se levantan, los animales ya se fueron a dormir cansados de tanto correr. Esta simultaneidad de hechos puede pasar desapercibida para los niños y niñas en una primera lectura o en lecturas sin intercambios sobre la interpretación del cuento. Será necesario entonces que las maestras y los maestros planifiquen instancias de relectura e intercambios que busquen reparar en ese aspecto de la narración. Se podría proponer, entonces, la relectura de algunos fragmentos:
Ya comentamos el otro día que el viejo Tomás y la vieja Tomasa no se dieron cuenta de que el ratón Simón tiene su cuevita en la casa ni de que el gato lo persigue cuando lo descubre. Me pregunto cómo es posible que no lo sepan. Les vuelvo a leer el cuento mientras les muestro las ilustraciones a ver si encontramos algo que nos ayude a entender qué pasa.
Esta historia, además de los personajes y de los hechos simultáneos, tiene la particularidad de presentar un final abierto que invita a la relectura: al tratarse de “un cuento redondo”, termina y vuelve a comenzar. Una vez que los niños conocen muy bien la historia a partir de las lecturas del docente, podrán anticipar lo que vendrá apoyándose en las acciones encadenadas que llevan adelante los personajes. Es posible, entonces, preguntarse qué pasará la próxima vez que el ratón sienta hambre y baje al sótano a buscar queso, y por qué el final dice que este cuento “vuelve a empezar, vuelve a empezar, vuelve a empezar”.
Cada docente sabrá en qué periodo del año vale la pena leer este cuento. Según el momento y las prácticas de lectura que han ido incorporando, pueden presentarlo de diferentes maneras. Algunos empezarán contextualizando el cuento a partir de la agenda de lectura: Hoy es día de lectura, miremos la agenda a ver qué cuento con ratones nos toca leer; otros pueden presentarlo según el autor: Leímos muchos cuentos de esta colección pero este es el primero de Carlos Silveyra; o haciendo mención a la ilustradora: Vamos a leer un cuento ilustrado por Clara Urquijo, van a ver qué bellas son las ilustraciones; otros maestros y maestras lo presentarán como un nuevo cuento de la colección del Chiribitil: Este es otro cuento de la colección del Chiribitil. Ya leímos o Es el primero que les voy a leer de esta colección. Se trata de un ratón que vive en una cuevita en la casa de unos viejitos. Los viejitos se llaman Tomás y Tomasa. Vamos a ver qué les pasa con los animales que tienen cerca.
Pueden decidir también leer el cuento completo y luego mostrar las ilustraciones: Se los leo todo y después les muestro las imágenes; o mostrarlas en simultáneo a la lectura: Mientras leo les muestro las imágenes; si se quedan con ganas de detenerse más tiempo en alguna, no se preocupen que más tarde les reparto los cuentos para que tengan tiempo de mirar. Algunos les dirán que lo van a leer esta vez y que en unos días les va a dar uno para cada uno. Otros, incluso, ponen un cartel en la puerta que avisa que en la sala se está leyendo: “NO ENTRAR, ESTAMOS LEYENDO UN CUENTO”, y proponen que se sienten en semicírculo alrededor de la maestra o del maestro que lee, así pueden estar frente al libro y ver las ilustraciones. Hay docentes que despliegan una tela para invitar a los niños a permanecer sentados en ella mientras dura la lectura, para que aquellos que aún deambulan se sientan convocados por la escena construida en la sala.
Luego, como pasa habitualmente, el docente lee el cuento completo sin interrumpir la lectura, y las niñas y los niños pueden reparar en las diferentes entonaciones de acuerdo a lo que sucede en la historia –por ejemplo, lentificar la lectura cuando el gato se despereza o usar un tono inquietante cuando descubre al ratón, introducir cambios de voces cuando conversan los viejitos–. Una vez finalizada la lectura, abre un espacio para conversar sobre el cuento.
🔶Conversaciones entre los pequeños lectores a partir de la lectura de El cuento del queso redondo
Luego de que el docente lee el cuento hasta el final, cierra el libro y espera un tiempo para dar lugar a los primeros comentarios que surjan de los niños y de las niñas; poco a poco, comienza a recuperar diferentes aspectos del relato que tiene previsto poner de relieve para conversar sobre esta historia redonda. Es probable que los intercambios en torno a este cuento requieran más de una sesión de lectura y conversaciones posteriores. Cuando hablamos de conversar en sala de 3, estamos contemplando que a muchos niños no se les entiende del todo o que evocan situaciones personales, hablar sobre esa historia permite que paulatinamente vayan circunscribiendo lo que dicen al tema del que se habla. El docente decidirá previamente en qué aspectos reparar cada vez que vuelvan sobre la lectura para abrir un espacio de intercambio entre los lectores y las lectoras. Algunas intervenciones posibles podrían ser:
Simón era un ratoncito gris, gordo y dormilón. ¿Se dieron cuenta de dónde vivía? Se los vuelvo leer
¿Qué pasó el día en que el ratón Simón bajó la escalera? Les leo esa parte
En ese momento aparece el perro Limón. ¿Qué estaba haciendo cuando vio al gato que perseguía al ratón?
El perro también se suma a la ronda y persigue al gato. Miremos nuevamente las ilustraciones mientras les leo esa parte.
Y de a poco cada uno se va a dormir. ¿Quién es el primero? Les leo.
¿Saben los viejitos que en su casa vive un ratón que se come los quesos que guardan en el sótano? Les vuelvo a leer la parte en que se presenta al ratón para ver qué dice
¿Qué piensan ustedes?
¿Los viejitos se dieron cuenta de lo que pasa entre los animales? Les leo la parte en que van a tomar mates:
¿Qué piensan ustedes?
Les vuelvo a leer el final. ¿Por qué creen que dice que este es un cuento redondo?
Me gusta cómo dice que se despereza el gato Renato. Volvamos a leer la parte en la que aparece ese personaje para ver cómo lo dice.
La casa de Simón y el secreto.
En el cuento dice que Simón hizo su cueva en un zócalo un poco roto. Miremos cómo hizo la ilustradora la cueva de Simón y por dónde entra el ratón.
El cansancio de Simón.
En una parte el ratón deja de correr y se va a dormir, miren la ilustración y les leo esa parte a ver qué le pasaba.
La confusión del perro cuando advierte que no corre a nadie.
Miren la ilustración de la tapa. ¿A qué parte del cuento corresponde? ¿Por qué habrán elegido esa ilustración para la tapa?, ¿tendrá algo que ver con lo que venimos hablando sobre lo redondo?
🔶Ver escribir a sus maestras y maestros
En la sala de 3, los niños y las niñas tendrán oportunidades de ver escribir a sus maestros diversos textos con diferentes propósitos, por ejemplo: el título de El cuento del queso redondo para incluirlo en la lista de cuentos leídos en la sala o la carta a las familias informando la llegada de los libros al jardín. Al escribir a la vista de los niños el mensaje de invitación a las familias a compartir la hora de lectura, se podrá poner en discusión qué información es necesario incluir para que todos lleguen –como, por ejemplo, el día y la hora–; al escribir el cartel para la puerta de la sala que advierte que están leyendo, podrán acordar de qué manera decirlo: “NO ENTRAR NI GOLPEAR LA PUERTA, ESTAMOS LEYENDO”, o bien “ESTAMOS LEYENDO UN CUENTO. VENGAN MÁS TARDE”.
En el contexto del cuento, los docentes podrán escribir a la vista de los chicos:
Vamos a hacer una lista de los lugares en los que dormía cada uno de los personajes del cuento. Ustedes me dictan y yo escribo. Empecemos por el ratón Simón. Si no se acuerdan, podemos buscarlo en el cuento.
En todos los casos, lo más interesante es que el docente escriba a la vista de los niños y lea señalando lo que escribió, sin deletrear ni enfatizar en ninguna letra. De este modo, las niñas y los niños son parte de la práctica de la escritura en diversas situaciones donde se escribe: para guardar información, para evocar una parte muy bonita de algo de lo que leyó, para escribir un pedido, etc.
🔶Itinerarios de lectura a partir de El cuento del queso redondo
Es posible definir distintos itinerarios de lectura a partir de este cuento. Aquí se presentan tres a modo de ejemplo, pero, en todos los casos, el o la docente apela al acervo que tiene disponible en su propia trayectoria de lecturas y, también, a los ejemplares que encuentre en las bibliotecas de los jardines, en las escuelas, en las barriales, en Internet.
Cuentos con ratones
Cuentos que vuelven a empezar
Cuentos con animales que se persiguen
Tomado de: Leer y escribir en el Nivel Inicial. Itinerarios posibles . Tercera entrega. Salas de 3 años. Nivel Inicial. Secretaría de ciencia, tecnología y políticas educativas. Municipio de La Matanza 2019 . https://educacioncytlamatanza.files.wordpress.com/2020/02/secuencias-3-ac3b1os.pdf
🔶 Link para descargar el cuento:
👉 https://educacioncytlamatanza.files.wordpress.com/2020/04/el-cuento-del-queso-redondo.pdf
🔶Más cuentos redondos en esta publicación :
Siempre que nos referimos a un cuento o relato infantil surge de un modo evidente la problemática de los cuentos tradicionales (denominando así a los cuentos de Perrault, Hnos. Grimm, Andersen y otros anónimos).
Esta problemática se plantea en torno a algunos interrogantes:
- ¿Se deben contar los viejos cuentos?
- ¿Anula de algún modo la influencia de estos viejos cuentos la posibilidad creativa de los niños?
- ¿Son los contenidos de estos cuentos demasiado truculentos para el alma infantil?
Una nutrida literatura ha desarrollado algunos de estos interrogantes, ha planteado controversias desde distintas posiciones.
Frente a estas preguntas, la realidad nos muestra que cuando el niño llega al Jardín de Infantes ya conoce muchos de estos cuentos y cuando les pedimos que nos cuenten un cuento, son los primeros relatos en aparecer.
No estamos de acuerdo con posiciones extremas (defensores/detractores) del cuento infantil, sino por lo contrario proponemos una reactualización, una relectura del cuento tradicional tratando de integrar nuevos elementos a los ya conocidos.
Estos relatos nos proveen de material, que, usado adecuadamente podrá dar lugar a nuevos cuentos , no tan crueles o tan crueles como los mismos niños necesiten en esta etapa contarlos.
►Caperucita Roja en el parque de diversiones
Estos juegos que proponemos como puntos de partida para la creación de nuevos cuentos son simples sugerencias que el docente puede modificar de acuerdo a la experiencia, edad del grupo y la clase de cuento o historia que haya elegido para trabajar con el mismo.
Veamos el proceso de trabajo a sugerir, tomando como cuento motivador Caperucita Roja. Ante todo la historia debe ser lo suficientemente conocida por los niños como para poder enumerar los elementos que organizan el relato.
En el caso de Caperucita Roja, irán apareciendo:
la mamá- la canasta -el bosque- el lobo - la casa - la - abuelita- el cazador - etc.
Se pueden acompañar dichos elementos con tarjetas que representen los motivos importantes del cuento.
¡Feliz noche y feliz día de Reyes querid@s amig@s de Mi Sala Amarilla!
¡Bienvenido Enero!