El comienzo de esta cadena virtuosa es el trabajo y la riqueza de la tierra.
Durante sus estudios en Europa fue testigo en primera persona del desarrollo agrícola de las naciones más avanzadas. Transitando sus años de formación en el viejo continente, pudo acceder a lecturas que lo maravillaron y a la vez motivaron, para que ese conocimiento pueda ser aplicado en la Nación naciente que era en ese entonces nuestro país. Es admirable su capacidad para adecuar esas ideas al medio en el que le tocó actuar y así poder transformarlo de manera positiva.
Belgrano puede ser definido como el primer gran ecologista argentino, pues como gran conocedor del país sostenía: “Todo se ha dejado a la naturaleza; mas es, aun esta misma, se ha tirado a destruir, si cabe decirlo así, por todas partes que se recorra en sus tres reinos: animal, mineral y vegetal, sólo se ven las huellas de la desolación. Y lo peor es que se continúa con el mismo o tal vez mayor furor sin pensar y detenerse a reflexionar sobre las execraciones que merecemos de la posteridad y que ésta llorará la poca atención que nos debe”.
Al ver la destrucción de los montes y bosques, siendo utilizadas sus maderas y leñas para hacer fuego, manifestaba:
“Perecieron los bosques como el inmenso mar respecto de la corta población que teníamos y aún tenemos, si se atiende a los grandes territorios que poseemos, y sin atención a las consecuencias, no hay estación que sea reservada para los cortes, éstos se ejecutan a capricho y hemos visto a los Montaraces dar por el pie a un árbol frondoso, en lo más florido de la primavera, sólo para probar el filo de las hachas”
Belgrano se preocupaba al observar la muerte indiscriminada de tantos árboles, dado los perjuicios que produciría a las generaciones venideras el no poner remedio a la depredación. Insistía para que todos los hombres públicos reglaran “esta materia por demás importante”.
Con el asesoramiento del ingeniero agrónomo Martín de Altolaguirre experimentó la adaptación de distintas plantas provenientes de diferentes regiones de América, buscando resolver los problemas de terreno y climáticos. Desde Montevideo, Francisco de Asís Calvo remitía semillas de roble para propagar su cultivo en la zona de la Ensenada de Barragán.
Para lograr el objetivo de poblar a lo largo del río, se fundó el pueblo de San Fernando de la Buena Vista, proyecto que había sido interrumpido por las invasiones inglesas de 1806. Poco después, el Consulado ofrecía veinticinco pesos de premio al vecino de la zona que plantase en las inmediaciones del canal, cien pies de álamos y los tuviese arraigados para el próximo año. Debían certificar esta tarea el cura párroco y el comandante de ese pueblo. Melchor Albín procuraría las cien plantas para llevar a cabo estas primeras experiencias en San Fernando, a fin de rescatarse buena parte de los terrenos inundables e insalubres.
También se ocupó de evitar la matanza indiscriminada del ganado vacuno y yeguarizo, prohibiendo la matanza de las hembras preñadas, entre otras medidas.
Aconsejaba que se favoreciera la producción de lanas de vicuña. Belgrano proponía con sabias leyes evitar “las bárbaras costumbres de correr y matar a los inofensivos animalillos para esquilarlos”.
Su visión ecologista lo mueve a insistir en el cuidado del suelo: propiciando los estudios experimentales. Por ejemplo, al variar semillas de cáñamo, lino y rotando los cultivos de maíz, trigo y cebada. Considera sin embargo que: “el descanso de la tierra no debe existir, sus perjuicios son considerables, como queda expuesta a los calores sol se debilita exaltándose todas las sales y aceites que tiene, los aires atraen además infinitas semillas […] de las que aún no conocemos sus cualidades”.
En los tiempos de Belgrano no había reglas sobre cultivos, cada uno trabajaba según su gusto o práctica. Es por esto que su propuesta fue estudiar a fondo todo lo necesario para el mejoramiento de la tierra y lograr así mayor productividad.
En las escuelas agrícolas se enseñaría, entre otros:
- Principios generales de vegetación y siembra, para distinguir cultivos convenientes a cada tipo de tierra.
- La rotación de cultivos para el máximo rendimiento de la tierra.
- Los tipos de abonos y las maneras de aplicarlos.
- El modo de preparar la tierra para la siembra y el cuidado de las tierras sembradas.
- Los métodos para recolectar la cosecha.
- Los medios para conservar sin riesgos ni gastos los granos.
- Las diferentes formas de eliminar plagas y animales perjudiciales para las plantaciones.
Propuesta para el nivel inicial
Tomada de https://museohistoriconacional.cultura.gob.ar/
PLANTAR SEMILLAS COMO IDEAS
¿De qué trabajaba Manuel Belgrano?
Belgrano no quiso trabajar en el comercio como su papá. Esto es vender y comprar alimentos, ropa, telas, yerba, o cosas más valiosas como plata y oro.
Él quiso trabajar pensando ideas para que la gente viva de una forma diferente. Que si esas personas ya trabajaban la tierra, lo hicieran mejor; si eran marinos lo hicieran mejor y si trabajaban en el comercio les fuera bien.
Una de sus ideas fue plantar la tierra con árboles útiles. Así le decía a los árboles de frutos para comer y vender.
Materiales: semillas de limón o naranja, agua, papel metálico, papel de servilleta, tierra, envases plásticos. Opcional: semillas de zapallo.
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No sabía que Belgrano era un gran ecologista.
ResponderEliminarGracias por la información.
Un abrazo.
Gracias por tu interés en nuestra historia Marisa.
EliminarUn abrazo grande.
Cómo era la clasificación de la naturaleza que existía en ese momento?
ResponderEliminarEstá implícita en las propias palabras de Belgrano: "Todo se ha dejado a la naturaleza; mas es, aun esta misma, se ha tirado a destruir, si cabe decirlo así, por todas partes que se recorra en sus tres reinos: animal, mineral y vegetal..."
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