Cada 21 de febrero se celebra el Día Internacional de la Lengua Materna, con la idea de conmemorar y reivindicar el idioma nativo: el primero que se adquiere luego del nacimiento y a través del cual –según los expertos– se llevan a cabo los primeros vínculos afectivos, la relación con el entorno, el desarrollo cognitivo, psicológico y emocional en esos primeros años de vida. Ese proceso se diferencia enormemente de las lenguas extranjeras que se pretendan estudiar después. Y es que, como se dice, las lenguas que no son maternas se pueden aprender, pero no adquirir. Hay una fina diferencia en el desarrollo de incorporación entre ambas.
La elección de la fecha fue en conmemoración del 21 de febrero de 1952, cuando un grupo de estudiantes en Bangladesh fueron reprimidos por la policía mientras reclamaban que su lengua materna, el bangla, fuera reconocida como lengua oficial. Tres jóvenes manifestantes fueron asesinados.
Tanto la UNESCO como las Naciones Unidas fueron las encargadas de proclamar y acordar esta fecha para apoyar, sobre todo, el reconocimiento y práctica de las lenguas maternas, y evitar su extinción.
Según distintas estadísticas, una lengua comienza un proceso de desaparición cuando la hablan menos de mil personas. Hoy, un tercio de los idiomas del mundo están en peligro de extinción.
El mundo encoge
Hoy es el Día de las lenguas maternas.
Cada dos semanas, muere una lengua.
El mundo disminuye cuando pierde sus humanos decires, como pierde la diversidad de sus plantas y sus bichos.
En 1974 murió Ángela Loij, una de las últimas indígenas onas de la Tierra del Fuego, allá en el fin del mundo; y la última que hablaba su lengua.
Solita cantaba Ángela, para nadie cantaba, en esa lengua que ya nadie recordaba:
En tiempos idos, los onas adoraban varios dioses. El dios supremo se llamaba Pemaulk.
Pemaulk significaba Palabra.
El mundo encoge
Hoy es el Día de las lenguas maternas.
Cada dos semanas, muere una lengua.
El mundo disminuye cuando pierde sus humanos decires, como pierde la diversidad de sus plantas y sus bichos.
En 1974 murió Ángela Loij, una de las últimas indígenas onas de la Tierra del Fuego, allá en el fin del mundo; y la última que hablaba su lengua.
Solita cantaba Ángela, para nadie cantaba, en esa lengua que ya nadie recordaba:
Voy andando por las pisadas
de aquellos que se fueron.
Perdida estoy.
En tiempos idos, los onas adoraban varios dioses. El dios supremo se llamaba Pemaulk.
Pemaulk significaba Palabra.
Los hijos de los días. Eduardo Galeano.
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