En ocasiones, cuando los niños recién ingresan al Jardín y comienzan a relacionarse con sus pares —con quienes tienen que compartir espacios, juguetes y sobre todo atención— surgen los primeros conflictos, en los que aparecen comportamientos como morder o pegar a los compañeros … Aunque éstas son conductas normales, frecuentemente preocupan mucho a las familias.
Las mordidas pueden ocasionar dolor, enojo, heridas graves, y que otros niños o niñas empiecen a hacer comentarios negativos acerca del niño/a que muerde, por ejemplo “es malo”, “no te acerques” o incluso evitar jugar con él o ella, estas reacciones de los niños/as pueden ser dañinas para las relaciones entre un niño/a con los demás, y para los sentimientos propios del niño/a sobre sí mismo.
Para atender y controlar este tipo de incidencias, es necesario tomar en cuenta que las mordidas de un niño/a tienen una explicación relacionada con su desarrollo y crecimiento, ya que en este proceso se genera una serie de cambios biológicos, psicológicos y sociales que se presentan como resultado de las interacciones y experiencias que tienen consigo mismo, con otras personas y con el medio ambiente.
Se debe tener presente que cuando un niño/a muerde a otro no lo hace con la intención de lastimarlo, ya que este comportamiento depende de la edad, el contexto en el que se llevan a cabo, así como de las circunstancias en las que se llegan a presentar.
En niños de 1 hasta aproximadamente 3 años de edad, las limitaciones en el lenguaje les impiden poder comunicar de forma efectiva sus sentimientos o deseos, por lo que a menudo recurren a su cuerpo para expresar sus emociones. Los mordiscos son una forma no adecuada de exponer lo que sienten y de llamar la atención sobre algo que necesitan, o sobre algo que no saben enfrentar por sí solos.
Las razones por las que en esta etapa un niño/a puede morder son:
👉Frustración: Sucede cuando el niño/a quiere algo y no sabe cómo pedirlo, o se siente incómodo ante una situación que no es capaz de controlar y trata de desahogar su frustración, mordiendo.
👉Ansiedad: Sucede por un acontecimiento nuevo, como la llegada de un hermanito/a, el inicio de asistir a al jardín o cualquier otra situación que le genere inseguridad puede propiciar que el niño/a esté más tenso de lo normal y desahogue su ansiedad mordiendo.
👉Llamar la atención: Los niños/as pequeños/as pueden morder como una forma de decir "¡Préstame atención!" o "¡No me gusta eso!"
También pueden aprender que morder puede usarse como una herramienta para acceder a un objeto deseado.
👉Invasión del espacio personal: Los niños/as pequeños/as pueden encontrar especialmente abrumador relacionarse con otros niños de su edad. Si aún no saben expresarse correctamente, pueden sentirse ansiosos cuando se invade su espacio personal, o cuando no saben compartir juguetes o respetar turnos. Morder puede ser su forma de decir “me estás molestando”, “no toques mis juguetes” o “esto no me gusta”.
👉Imitación: En niños/as pequeños/as, la imitación es la herramienta básica del aprendizaje. Cuando un niño/a ve que otro muerde y recibe por ello atención, aunque sea negativa, puede ser que copie este comportamiento para saber cómo reaccionan los adultos de su entorno.
En cualquier caso, es conveniente tratar de entenderlos y tener en cuenta que esta forma de proceder de los niños/as nunca tiene una mala intención, simplemente proviene de una necesidad de expresarse e interactuar. Ellos aún no entienden por completo las reglas sociales, no han desarrollado el lenguaje ni las habilidades para la resolución de conflictos, y lo más importante, aún no entienden cómo sus acciones pueden afectar a los demás. Las emociones prevalecen sobre sus habilidades de pensamiento.
CONSEJOS PARA AYUDAR A NIÑOS QUE MUERDEN O PEGAN A OTROS NIÑOS
1. Tratar de identificar el motivo y proponerles una alternativa para manejar estas emociones.
Cuando conocemos el motivo de una conducta, es más fácil proponer una solución. Por ejemplo, «Parece que estás pegando porque quieres jugar sola. ¿Movemos el juguete a esta zona que estarás más tranquila?». “Veo que estás enfadado porque no quisiste darle la moto, pero en realidad es su turno. ¿Por qué no vamos a jugar a este otro espacio mientras esperas tu turno? » De esta forma le enseñas al niño/a a reconocer su emoción y también a redirigirlo a algo más positivo.
2. Mantener la calma, y hablarles con voz tranquila y firme de las consecuencias de su conducta.
En el caso de que el comportamiento agreda a otro pequeño, conviene decirles con voz firme, pero tranquila: Eso duele, no muerdas/pegues/empujes. Luego, habrá que consolar al niño que ha sido mordido, lo que ayudará al pequeño a aprender conceptos como la empatía y las emociones. Se puede intentar que vean la emoción en el rostro de su amigo. «Mira, él / ella está muy triste». También es una buena solución hacer que el niño trate de consolar al otro niño.
Usar palabras y gestos para comunicar nuestro mensaje. Las palabras por sí solas pueden no ser suficientes para que su niño pequeño deje de hacer una actividad inaceptable. Para ayudar al niño a comprender su mensaje, acompañarlo con un gesto de "parar" o "no-no" junto con sus palabras.
3. Mostrarles nuevas formas de manejar emociones fuertes.
Si un niño está realmente enfadado y molesto, les ofrecemos nuevas estrategias para manejar sus emociones de una manera saludable y no hiriente. Por ejemplo, pueden canalizar estas emociones explotando plástico con burbujas, rompiendo papel, saltando y corriendo o jugando al aire libre…
También pueden hacer un dibujo en el que puede expresar emociones, aunque sea con unos simples garabatos, etc.
A veces simplemente están demasiado emocionados y agobiados y necesitan un momento para calmarse. Llevarlos a una zona más tranquila y dejarlos que pasen un rato tranquilo con libros, juguetes u objetos sensoriales u otros juguetes que transmitan calma.
4. Introducir el refuerzo positivo.
No provocar más mordidas al intentar enseñarles cómo se siente “mordiéndoles”, ni usar castigos físicos, ya que esto puede aumentar la ansiedad y temor en el niño/a, así como motivarlo a morder más.
Tratemos de mostrarles y aplaudir cuando tenga nuevos comportamientos más amables. Por ejemplo, si vemos que el niño espera su turno , juega bien con los demás, se le dice que lo está haciendo muy bien.
Concluyendo...✅ Es normal que los niños en la etapa de uno hasta tres años muerdan o peguen a otros niños. A esta edad tienen un fuerte deseo de hacerse independientes. Aún no poseen la capacidad de expresar su enojo de otro modo ni de controlar sus impulsos.
✅ Aunque es normal, no quiere decir que todos lo hagan ni que no haya que hacer nada ante esta conducta. Hacer daño no es un buen modo de relacionarse, por lo que hay que hacerle «entender» que lo que ha hecho está mal.
✅ Si no corregimos estos actos, creerá que es una manera más de relacionarse y que, a veces, da buenos resultados porque consigue lo que quiere.
✅A medida que los niños se vayan acostumbrando a la rutina del jardín , aprendan a identificar sus emociones, jueguen más entre ellos y desarrollen formas nuevas de expresarse mejor, estas conductas más agresivas irán desapareciendo y darán paso a otras más respetuosas.
✅ Si el hábito continúa después de esa edad, es excesivo, parece estar empeorando en lugar de mejorar o sucede con otros comportamientos molestos es aconsejable hacer una consulta con un especialista
Fuentes:
■ Apoyando familias- Aprendiendo juntos. (31 de Marzo de 2016). Maneras de tratar las mordidas de su hijo. Obtenido de https://apoyandofamilias.wordpress.com/2016/03/31/programa-234maneras-de-tratar-las-mordidas-de-su-hijo/
■ Cook Children´s. (Junio de 2018). Hábito de morder. Obtenido de: https://kidshealth.org/CookChildrens/es/parents/stop-biting.html
Para seguir leyendo:
■ Segorbe, M. D. ( 2009). Programa de Intervención para Tratar los Comportamientos de Morder Dirigido a Maestros/as. Obtenido de https://docplayer.es/73529485-Programa-de-intervencion-para-tratar-los-comportamientos-de-morder-dirigido-a-maestros-as.html
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